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jueves, 5 de septiembre de 2019

BABY DADDY


Nos encontramos en un ascensor atrapado.

Emmett estaba en camino al trabajo, sofisticado y guapo en su traje y corbata a medida.

Yo estaba en camino al banco de esperma. Extraño, ¿verdad?

A los treinta y cinco años, mi vida no había tomado el camino que yo creía y estaba cansada de esperar; quería un bebé. Y estaba lista para tomar el asunto en mis propias manos para hacerlo realidad.

Después de nuestro fallido encuentro con el ascensor, Emmett insistió en invitarme a cenar -también insistió en otra cosa- que me deshiciera de mi plan y que dejara que él hiciera el trabajo. Él sería mi papá de bebé. Era un CEO rico y poderoso con poco interés en pañales o playdates. Y como él no quería niños, estaría sola una vez que su moño estuviera en mi horno, libre de seguir mi propio camino.



Pero una vez que su bebé estaba dentro de mí, era como si un interruptor se hubiera volteado, y obtuve mucho más de lo que esperaba.
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