
¿La estrategia? Ignorarle en todo aquello que no tenga que ver con lo profesional porque ese hombre, llamado Ken, fue su amor de juventud y se encargó de ponerle una cornamenta de categoría.
Sin embargo, los intereses de Patricia chocan por completo con los de Ken, desatando una serie de disparatadas situaciones en las que también participan su amiga Carmen y el que fue su pareja, Miguel, compañero de juergas de Ken. Nadie dice que las segundas oportunidades no existan, lo que está por ver es que estén hechas para ellos cuatro.
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